Hace varios años mi hermano me regaló un libro escrito por un hombre de Vigo, cuya acción transcurría en Panxón (Nigrán) y alrededores más que conocidos para los que somos de la zona. Él sabía que me iba a gustar, y no se equivocaba. Ahí empezaba mi pasión por los libros de Domingo Villar, pues tiene otro, impresionante también, que pertenece a esa misma trilogía, titulado Ojos de Agua. Trilogía, digo bien: el tercero, Cruces de Piedra, está todavía por publicar.
La película de La Playa de los Ahogados se estrenó exactamente el día 9 de Octubre de 2015. Muy acertadamente, el Concello de Nigrán, realizó varias veces rutas guiadas interpretativas, por los escenarios donde transcurre la trama, en la zona de Panxón, lo que hizo que nos cautivase más todavía la historia de Xusto Castelo, O Rubio, y su extraño «suicidio».
Bueno, pues esta ruta se la dedico a su autor y también al descubridor (para mí) de estas obras de arte, (y muchas otras a lo largo de mi vida) mi querido y admirado hermano y peazo artista O Terser Home. A los dos, gracias.
Pues una tarde nubladilla de Octubre, nos decidimos mis amigos Ana, Alfonso y yo a realizar esta ruta que prometía y que al mismo tiempo tanto desconocíamos, a pesar de vivir todos, relativamente cerca. Empezamos en el Templo Votivo del Mar, (pero puedes empezarla en el puerto) donde el inspector Leo Caldas acude a hablar con el párroco, para obtener más información acerca de Xusto Castelo, O Rubio y los naufragios, en general. Este templo es impresionante en el exterior, pero también en el interior, no dejes de entrar para admirar todas las imágenes y mosaicos que alberga, casi todas con motivos marineros y dedicados a sus patrones, la Virgen del Carmen y San Telmo. Te encantará, sin duda. Este Templo fue diseñado por Antonio Palacios de manera gratuíta a cambio de que no tirasen el Arco Visigótico que hay unos metros más abajo, y que ahora pasaremos a visitar.
Este hermoso Arco, como digo Visigótico o germánico, que es el único que hay en Galicia, tiene en su interior una curiosa tapa de un sarcófago. El arco formaba parte de una iglesia dedicada a San Pantaleón, que dio su nombre a «Panxón», y data de los siglos VI o VII.
Ahora bajamos hasta el Puerto de Panxón. Allí se sitúa el bar restaurante mencionado en la novela llamado O Refuxio do Pescador, al que acudía a menudo el autor a inspirarse, hablar con los marineros, recoger anécdotas y saber más sobre la vida en el mar. En su interior conservan fotografías antiguas de Panxón, Playa América, las Dunas de Gaifar… muy interesantes.
Encima viviría (en la novela) una vecina que da algunos datos acerca del protagonista, ya que lo ve el día de su desaparición y esos datos pueden ser claves en el esclarecimiento de la misteriosa trama. Muy cerca, se sitúa el taller donde borran las pintadas que aparecen en la barca de «ASESINOS 20/12/96».
Nos vamos del puerto y nos dirigimos a la playa de A Madorra, donde apareció el cuerpo sin vida de Xusto Castelo con las manos atadas con una brida, lo que hizo pensar que había sido un suicidio.
Bueno, pues caminaremos ahora por la playa (sobre todo si vais con perros, ahí podréis soltarlos para que corran un rato, porque al final de la playa, volveremos a subir a una carreterita entre casas y quizás debas atarlos de nuevo.
Nos dirigimos a la playa pequeñita de Area Fofa…
Pasarás por alguna calita más; Arribas Blancas…
Y volvemos a caminar entre casas. Al cabo de unos minutos, nos introduciremos ya en una espesa masa de árboles y aquí empieza lo bueno. Avanzamos por una pista forestal que nos lleva hacia el mar. En un punto determinado, pero difícil de explicar desde aquí, una estrecha senda desciende a nuestra izquierda. Puedes cogerla o no, porque después subiremos de nuevo hacia esta pista, pero si la coges, te encontrarás enseguida con un lavadero.
Caminamos entre enormes eucaliptos siguiendo un sendero estrecho, que nos llevará hasta el Petroglifo de As Penisas Pequenas, en el que podrás percibir varios «puntos» y símbolos podomorfos.
A muy pocos metros, podrás disfrutar de unas privilegiadas vistas de las Estelas, sobre todo de una, la Estela de Dentro, ya que la otra se oculta detrás de ésta. Desde ningún otro sitio las verás tan cerca como desde aquí.
En esta ocasión, aprendemos algo sobre estas Islas. Esto es lo que de ellas dicen en la página web del municipio de Baiona:
«es bajo el agua donde descubrimos un mundo de vida realmente asombroso, debido a las condiciones que su ubicación les ofrece.
Y esto es, en cierto modo, debido a que el 30 de enero de 1976 el mercante liberiano Ivy encalló frente a las islas y se hundió en medio de un gran temporal. En un intento de recuperar algunas piezas, el barco se desguazó bajo el agua, dejando grandes fragmentos repartidos por la zona, hoy situados entre 15 y 25 metros de profundidad, que ofrecen una gran superficie colonizada por muchos crustáceos, moluscos, holoturias, estrellas de mar y nudibranquios, así como una gran cantidad de esponjas e incluso manos de muerto (Alcyonium digitatum), y protección a bancos de fanecas, lubinas y otros peces.
Por este motivo las Islas poseen un arrecife artificial extraordinario, extraño al medio pero que el mar y el tiempo han conseguido integrar perfectamente»
Desde aquí seguimos caminando entre eucaliptos de nuevo y llegamos a otro de los puntos donde obtendremos mejores vistas, que es donde se ubica la Rosa de los Vientos que, confieso, nos costó un poquito encontrar.
A su lado, una gran roca con forma de tortuga. Ésta, se la quiero dedicar a mi querida Elsa, una niña mágica y medio hada, que me habló de esta roca tan especial. También se la quiero dedicar a su bonita familia: Martín, Tula, Bosco, Vanesa y Alejandro (Alejandro Rouco y su retranca que tanto me hace reír). Gracias por las recomendaciones para la ruta, por la búsqueda de información y por ser así, como sois, ya, un trocito de mi corazón. Os quiero, familia!
Aquí estoy con mis peluchiñas (gracias, Ana, por tus fotos)…
A pocos metros, el camino se mete hacia el bosque apartándose un poco del mar, para llevarnos a un merendero, una garita y un cañón:
Descendemos ahora hacia el Faro de Punta Lameda (o Punta Meda, que, según nuestros informadores nigranenses, recibe ambos nombres, incluso más).
Al fondo, las Señoras Cíes…
Justo aquí, según subes hacia el Faro, a mano izquierda están las rocas entre las que apareció la barca hundida de nuestro protagonista:
Menos mal que Ana supo encontrar este punto clave en La Playa de los Ahogados!
Volvemos sobre nuestros pasos y dejando a nuestras espaldas el Faro, veremos a mano izquierda una curiosa costa rocosa con formas realmente llamativas. Te gustará y te cautivará. Estoy segura.
Justo aquí, cuando empiezan a aparecer los primeros árboles fíjate, ya que verás esta formación rocosa que se asemeja a un morro de no sé qué animal…
El punto que vendría siendo el «ojo» del animal, es un hueco entre las rocas por donde, cuando la marea está alta, el mar «escupe» un chorro enorme y es un espectáculo digno de ver.
Pues bien, debemos ascender un poco ahora siguiendo la pista forestal entre árboles, que nos llevará hasta un cruce. Tenemos dos opciones: seguir unos metros hacia delante para bajar a nuestra izquierda por un caminito que nos llevará hasta O Puntal da Serra, un bonito mirador desde donde tendremos vistas privilegiadas de las Cíes y del Faro donde acabamos de estar. Nosotros ese día no bajamos hasta ahí pero igualmente te ofrecemos las preciosas vistas que desde allí se obtienen:
Después de visitar este bello enclave debemos volver sobre nuestros pasos y llegar hasta el cruce que habíamos dejado atrás y seguir de nuevo las marcas blancas y amarillas y por esa pista que ya nos lleva hacia el océano, encontraremos pronto nuevos vestigios militares: garitas, barracones, cañones…
En este punto exacto estuvimos antes, visitando el otro cañón. Ahora debemos girar de nuevo radicalmente y tomar un camino que sube ligeramente, para ya, a pocos metros, volver a tomar otro a nuestra derecha que nos llevará directos hasta la cumbre de este montículo, donde visitamos, pasando unas mesas en las que podrías comer o merendar, el gran Monumento a la Marina Universal:
Y pudimos disfrutar de la puesta de sol desde este privilegiado mirador:
Y ya desde aquí, al pie del Monumento, verás otra pista forestal que desciende progresivamente hasta llegar de nuevo a las casas y al camino de inicio, ya muy cerca de las playas.
A nosotros nos pilló la noche, hermoso colofón a una ruta para recordar por bonita y por, como dirían los portugueses, «bem pasada».
Dedicada (también) a mis amigos y compañeros de ruta, Ana y Alfonso.
Hala, ahora, a leer el libro todo el mundo se ha dicho…
FICHA TÉCNICA:
Dónde: en Panxón, Nigrán
Señalizada: si, muy bien señalizada
Circular: si
Duración: 3 horas aproximadamente (a nosotros nos llevó casi 4, porque nos paramos mucho a hacer fotos, contemplar y disfrutar de los paisajes)
Distancia: 8’7 kms
Dificultad: media-baja
Consejos: bastón, y si vas con perros, agua, pues casi no hay agua dulce en todo el recorrido
Coordenadas GPS: (Puerto de Panxón) N 42º 8′ 23» – W 8º 49′ 05»
Mapa: