Hoy nos vamos a un lugar de cuento, un pueblecito escondido entre las altas y viejas montañas de O Courel, un sueño de piedra y aguas cristalinas de un río que lleva en sí la esencia misma de la vida y la alegría… Estamos en A Seara, un pueblo de ensueño, más cuando está cubierto de nieve:
Hemos visitado muchas veces este lugar en diferentes estaciones y siempre se muestra espectacular. En esta ocasión era un día de principios de Otoño. Decidimos hacer una de las numerosas rutas que existen en torno al pueblo, una de las más cortas y fáciles de hacer: la que nos lleva a visitar la Fervenza de Vieiros, y empieza aquí, en este camino que arranca muy cerca del Mesón:
Nos ponemos a caminar entre campos donde nos encontraremos caballos y vacas pastando. Además de ésto, también veremos bonitos ejemplares como este viejo y enorme castaño, o numerosos rosales silvestres, luciendo orgullosos sus rojos frutos:
Dejamos atrás los campos de cultivo y nos adentramos en una zona más boscosa, atravesando un riachuelo y encontrando esta bonita construcción:
Pasaremos por la Fuente do Bugal:
El camino se va haciendo cada vez más encantador, más salvaje, más auténtico y más de cuento a la vez:
Nos toparemos con este cierre que impide el paso del ganado, pero no el nuestro:
Nos encanta lo variado de la vegetación: encontramos muchísimos abedules (bidueiros, mucho más bonito su nombre en gallego) que dejan caer con armonía las hojas desde sus altas copas, formando una hermosa alfombra natural a nuestros pies, que nos va guiando (como a Dorothy en El Mago De Oz) por su «camino de baldosas», (hojas en nuestro caso), amarillas…
También vamos caminando encantados, envueltos entre los hermosos carballos cuyas ramas y troncos se encuentran revestidos del liquen Usnea barbata, que nos habla de la pureza del aire. Existen aquí además numerosos serbales de cazadores que en esta época del año, (septiembre), ya ofrecían orgullosos sus frutos rojos a los pájaros que habitan el frondoso bosque:
Seguimos rumbo a la fervenza:
Otra de las especies que nos encontramos abundantemente, es el espino albar o estripeiro:
Volvemos a toparnos con un cierre, que debemos cruzar y continuar:
Es precioso el paisaje que nos rodea y que podremos disfrutar desde este mirador natural:
A cada paso que damos, salen a saludarnos las otoñales y alegres quitamerendas:
Ahora descenderemos bastantes metros por un camino que nos introduce en un bosque de avellanos:
Más adelante veremos una antigua construcción restaurada. Justo ahí, a pocos metros desciende un camino que nos conduce ya directamente a la fervenza. Debemos bajar con cuidado ya que el desnivel es fuerte y el terreno resbaladizo, de hecho, hay una cuerda atada a los árboles para facilitar la bajada. Insistimos en que tengáis mucho cuidado en este punto, sobre todo si vais con niños:
Y mientras descendemos, podemos disfrutar de esta hermosa vista:
Cruzamos el precioso puente y nos acercamos más a la cascada, para disfrutar tranquilamente de tan bello espectáculo: una fervenza idílica escondida en medio de las imponentes montañas del Courel, un verdadero sueño:
Y después de pasar allí unos minutos embelesados, retomamos nuestra marcha. Ahora debemos subir por un camino entre los árboles que tienen también una cuerda a modo de barandilla para poder agarrarnos y ascender más fácilmente:
Podemos acercarnos hasta un promontorio que nos permite ver la cascada desde lo alto, pero debemos tener cuidado, pues no hay protección alguna:
Cuando nos topemos con esta ruina de frente, debemos tomar el camino de la izquierda y encontraremos estas barandillas de madera:
Atravesaremos un nuevo cierre y seguiremos nuestra travesía paralelos al río. Veremos un nuevo puente de madera, pero éste no lo cruzaremos, ya que vamos a continuar por esta orilla del río:
Más adelante, veremos el punto donde se unen el Río Selmo y el Regato do Muíño, así nos lo anuncia este cartel de pizarra:
Ahora nos encontraremos este pequeño puente de lo más rústico, que sí debemos cruzar:
A pocos metros de él, aparecen nuevos carteles de pizarra; éste nos anuncia que vamos hacia Vieiros, de hecho, ya vemos sus primeras casas, adornadas por los serbales de cazadores:
En este cruce aparecen dos opciones: ir hasta O Muíño, o hacia A Seara. Nosotros elegimos esta segunda opción:
Atravesamos el pequeño pueblo sin perdernos detalle de sus bonitas viviendas, sus escalinatas, balcones, palleiras…
Y ya dejamos atrás la aldea. Tomamos ahora la carretera que nos llevará hasta A Seara. Si vais con niños o perros debéis plantearos si queréis ir por aquí o será mejor volver por donde vinimos, pero lo cierto es que esta carretera tiene muy poco tráfico y no es peligrosa. Tiene su encanto si nos vamos fijando en sus árboles, la mayoría de ellos abedules y hermosos castaños centenarios:
Lo primero que veremos cuando estemos llegando a la Seara será la Iglesia de la Magdalena, en lo alto, que parece querer velar y proteger al pueblo desde su alta ubicación:
Tomamos desde la carretera el camino que baja a nuestra izquierda y ya nos introduce de lleno en este adorable pueblo:
Siempre que vayáis a la Seara, os encontraréis sus callejuelas, plazas y casas engalanadas con numerosos detalles ornamentales, divertidos carteles de madera y pizarra y simpáticos personajes que hacen que parezca que estamos dentro de un cuento:
Cada rincón de A Seara se os meterá de lleno en la retina y en el corazón, pero si algo lo acaba de hacer ideal y de ensueño es su río Selmo, que atraviesa siempre con ímpetu el pueblo, aportándole lozanía y frescor. En esta ocasión, además estaba adornado por los frutos de los serbales, siempre tan vistosos:
Acercaos hasta el Mirador das Gurbias, desde allí veréis el encantador puente y también la cascada del río Selmo, que baja siempre con fuerza, no en vano en este lugar existió una central eléctrica y un molino:
Debéis saber que en el pueblo existe un mesón donde podréis disfrutar de comida casera al calor de la lumbre y donde os podréis alojar también, puesto que es pensión. Ideal para poder pasar más tiempo aquí realizando todas las rutas de la zona sin tener que moverse de A Seara:
Y es que ya sabemos que la sierra de O Courel es una zona de senderismo por antonomasia, pero es que desde A Seara salen numerosas rutas como la que sube hasta a Lagoa da Lucenza, Pía Paxaro, a Devesa da Rogueira o la que va hasta Rugando, de hecho en la plaza de la villa encontraréis un cartel que os informa acerca de estas opciones para rutear, partiendo desde el pueblo y los alrededores:
Veréis que la mayoría de las casas están restauradas, guardando todas la estética original, de losa y madera, típica de la montaña lucense:
Incluimos aquí algunas fotografías realizadas en un día de nieve, donde destaca más toda su belleza de pueblo gallego de montaña, con tradicionales construcciones que no pueden ser más bonitas:
El río Selmo:
Su hermoso puente:
Sus adornos:
Y os dejamos aquí una imagen del camino y punto exacto donde empieza la ruta que acabamos de describiros:
Y estos bonitos versos:
«Terra do Courel, aspra e forte,
de inxente beleza…
Terra brava de lobos e águias;
Terra outa de fragas e devesas…«
A lus do Candil, 1953. Ánxel Fole.
FICHA TÉCNICA:
Dónde: A Seara, Quiroga (O Courel), Lugo.
Dificultad: baja
Señalizada: no, pero es muy intuitiva. Se puede hacer sin GPS.
Circular: si
Distancia: 5,17 kms
Tiempo: 2 horas
Consejos: esta ruta tiene un fuerte desnivel en el entorno de la fervenza, así que es recomendable llevar bastón si lo tenéis, aunque nosotros lo hicimos sin él. Por otro lado, tiene un tramo por asfalto, es importante saberlo por si vais con niños y/o perros, porque tal vez prefiráis hacerlo de ida y vuelta para no ir por la carretera, aunque ya os dijimos que apenas tiene tráfico.
Mapa: