No podría entenderse la existencia de nuestro blog sin realizar una de las mejores y más bellas rutas que nos regala Galicia, por eso hoy, por fin, hemos decidido acercarnos al gran jardín de nuestra mágica tierra. En el corazón de O Courel: el bosque más puro, auténtico y con mayor diversidad botánica que existe, en el que cualquier zorro, lechuza, salamandra o trasno querría vivir sin dudarlo…
Te será fácil llegar hasta aquí porque hay señales de la ruta desde varios kilómetros antes, y en esta pronunciada curva, empieza nuestro camino, donde está en el Aula de la Naturaleza y un montón de paneles con información acerca de las rutas y de la zona en general. Después de habernos informado bien sobre todo lo que necesitamos saber, y a pesar de la acechante lluvia, arrancamos:
Los primeros kilómetros de la senda son llanos y están repletos de carteles a cada paso, en los que se te informa acerca de la fauna, la flora, etnografía, historia de la zona, etc. por lo que el inicio resultará fácil, agradable, entretenido y muy instructivo:
Pronto nos encontraremos con estas construcciones que, si bien a primera vista nos pueden parecer molinos, no lo son. Se trata de los típicos «sequeiros«, antiguas construcciones de piedra en las que se extendían cientos de castañas para que secasen (de ahí su nombre) al calor del fuego que se encendía en el piso de abajo. Una vez secas, se metían en sacos y se golpeaban hasta que se les caía la cáscara. Después se seleccionaban para la venta las que estaban enteras, y para consumo propio o animal, las rotas.
Aquí encontraremos el primer riachuelo y, como ves, el camino sigue siendo llano y sigue habiendo paneles interpretativos.
Empezamos a subir, y nos topamos con situaciones así de curiosas:
De nuevo, el río, esta vez con puente de madera, que debemos cruzar:
El camino asciende ahora en dirección contraria, y nos llevará hasta un mirador natural del todo recomendable, ya que te ofrecerá unas bonitas vistas de la zona.
Otra de las cosas que nos llamaron la atención (y mucho más a las perras) fueron estas dos grutas que se hallan, por cierto, contiguas. ¿Quién vivirá ahí dentro?
Mientras ascendemos comprobamos animosos cómo el suelo está cubierto de hojas de encinas y robles que se mezclan con los hayucos:
La subida se hace dura por momentos:
Pero llegamos a una zona en la que nos paramos un rato a descansar: se trata de un bonito puente que cruza el riachuelo y forma una bonita estampa.
Pero debemos seguir subiendo por una gran pendiente cuyo firme es de losa de la cual se extrae la pizarra para hacer los tejados típicos de la zona.
Justo después aparece ante nosotros una pequeña zona llana que «se nos ofreció» muy apeteciblemente como zona ideal donde pararnos a comer. Así que extendimos nuestro mantelito y nos tomamos un rato de descanso para reponer fuerzas.
El caso es que justo detrás teníamos un mirador espléndido de las montañas:
Debes fijarte en la frondosa vegetación, con diferentes especies arbóreas, pues pasaremos ahora por varios bosquetes de tejos…
Además de ésto, nos llama poderosamente la atención la numerosísima Usnea barbata o «Barbas de Capuchino», este hermoso líquen que nos da buena cuenta de la pureza del aire que respiramos en estas altitudes, pues, como sabeis, es un bioindicador, y aquí aparece por todas partes cubriéndolo todo de su limpio verdor:
Debes saber que esta ruta está bastante bien señalizada tanto con las marcas amarillas y blancas como con las balizas verdes que te van indicando la dirección.
Seguimos pendiente de la vegetación, variada y cambiante; ahora, acebos, que van adornando el paisaje con sus frutos colorados:
Volvemos a encontrarnos el regato…
…y a subir por estos originales escalones:
Y de repente… la nieve!
habíamos estado mirándola en las cumbres desde el inicio y por fin llegamos hasta ella.
Nieve que nos dejaba hermosas estampas y que una que yo me sé aprovechó para refrescarse rebozándose literalmente en ella!
Te encontrarás un cartel que te invita a ir hasta las «Fontes do Cervo». Hazle caso, porque te llevará a muy pocos metros hasta una cascada que es la que alimenta el regato. De aquí brotan dos aguas diferentes: una de aguas cristalinas y calcáreas y la otra, ferruginosa, de muy diferente sabor y color.
Pero recuerda que desde aquí debes volver sobre tus pasos y retomar el sendero inicial. Así de bien se lo pasan estas tres investigándolo todo:
De nuevo, escalones de piedra totalmente integrados en el entorno:
Nos encontraremos con una nueva baliza que nos invita a tomar un camino a la derecha para ir hasta el mirador de Pico Polín; no te lo pierdas por nada del mundo!
Desde allí tendrás una panorámica de la Devesa, los pueblos, las montañas, etc. Tómate unos minutos para disfrutar de las vistas…
Después de un rato, volvemos a desandar el desvío que nos llevó hasta el mirador, y volvemos hasta el camino principal.
A partir de aquí, empieza el descenso, y la verdad es que aunque el camino es una pista de tierra y losas sueltas, no muy bonito, el paisaje si lo es, a pesar de que nosotros no pudimos difrutarlo tanto por la lluvia que regresó para acompañarnos ya el resto de la ruta. Si el ascenso fue duro, la verdad es que la bajada, a pesar de que todos los santos ayudan, se hizo algo tediosa e incómoda por su fuerte desnivel y duración.
Después de un buen rato llegamos a una apacible castiñeira donde encontramos tesoros antiquísimos y llenos de belleza:
Más tarde, llegamos a la aldea de Parada, donde nos adentramos curiosos a ver sus casas y sus rúas. Vimos, aunque solo por fuera, el Museo dedicado al poeta y escritor Uxío Novoneyra, natural de esta bonita aldea, y que tanto se inspiró en el Courel para sus obras.
Después de una agradable incursión en la memoria del tiempo en la aldea de Parada, seguimos descendiendo un poco más. Ya queda poco.
Y el tramo que queda es todo por asfalto; eso si, ni un sólo coche pasó mientras caminábamos por él. Contemplando los campos, prados y bosques, divisamos el aula de la Naturaleza, cada vez más cerca y rematamos, ya algo cansados, esta singular, incomparable e inolvidable ruta.
Hoy queremos acabar con estos versos de Uxío Novoneyra:
«Courel dos tesos cumes
que ollan de lonxe!
eiquí síntese ben
o pouco que é un home…«
FICHA TÉCNICA:
Dónde: Moreda, (Seoane do Courel), Lugo.
Dificultad: media-alta
Señalizada: si
Circular: si
Distancia: 15,46 kms
Tiempo: 7 horas, (con muchas paradas y a ritmo relajado, pues nos paramos mucho a ver los árboles, a comer, etc)
Consejos: esta ruta tiene un fuerte desnivel así que es recomendable llevar bastón y unas buenas botas de senderismo que se agarren bien al piso porque en ocasiones es muy resbaladizo, más cuando está mojado por la lluvia o si hay nieve. Por otro lado, tiene un pequeño tramo por asfalto, es importante saberlo por si vais con niños y/o perros.
Mapa: