Aún no hace mucho viajábamos a la Isla de Ons, y compartíamos aquí una de las rutas que podéis realizar allí. Pues bien, hoy visitamos otra de las hermosas Islas que conforman el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas:
Sálvora:
Perteneciente al ayuntamiento de Ribeira, este archipiélago, compuesto por los islotes de Vionta, Con de Noro, Herbosa, Rúa, Insuabela, Gaboteira, Las Sagres y las Forcadiñas y la propia Sálvora, conforma una barrera frente a la ría de Arousa. Gracias a esta barrera, las Islas Atlánticas poseen una riqueza submarina que forman más del 80% del gran valor natural del Parque Nacional, mucho más que la parte terrestre.
Una vez hemos comprendido dónde está gran parte del valor natural de este Parque, centrémonos en la Isla propiamente dicha. A pesar de tener muchas características en común, todas las Islas Atlánticas, que en su día formaban una misma cordillera, hoy semisumergida por el mar, tienen a su vez, un carácter especial, tanto histórica como morfológicamente. Lo primero que llama nuestra atención de ésta al verla de lejos, es su escasa altitud:
El barco, al que acompañaron unos realmente bonitos arroaces que nos alegran la agradable travesía, nos va acercando hasta el muelle y de nuevo algo destaca sobre el paisaje de Sálvora: una edificación, de la que más tarde hablaremos…
Desembarcamos y empezamos a caminar por la senda que contorna la playa de aguas verdosas debido a su arena blanquísima. Desde aquí tenemos unas buenas vistas del Pazo, la Capilla y la Sirena: el Pazo, está construído sobre una antigua fábrica de secado y salazón de pescado cuya fecha de construcción es incierta, pero que causó que muchos habitantes de las costas se desplazasen a trabajar y vivir en la Isla, que era propiedad de la familia Mariño desde mediados del siglo XVI. Más tarde pasó a ser propiedad de la familia Otero, pero a finales de los años 70 los últimos habitantes abandonaron la Isla en búsqueda de mejores trabajos en tierra firme. Así que los propietarios se instalaron en la antigua fábrica «O Almacén» rehabilitándolo como el Pazo que ahora conocemos. La Capilla que está junto a éste fue reconvertida en tal sobre la antigua taberna de los marineros.
Conocemos una leyenda que cuenta que un caballero (Froilán) naufragado, fue rescatado y llevado a la Isla por una Sirena, con el que tuvo un hijo. Pero la Sirena no tenía voz, así que su amado, recurrió a los consejos de un sabio que le dijo que para que ésta hablase, debía causarle una impresión tal que la hiciese reaccionar y gritar, así que fue donde ella, le arrancó al hijo de los brazos e hizo ademán de arrojarlo al fuego, de manera tal que la Sirena gritó al fin, saliendo de su garganta un trozo de carne, que era el causante de aquella extraña mudez.
Uno de los últimos propietarios de la Isla, quiso perpetuar la memoria de la Sirena y mandó construir esta escultura que mira eternamente al mar:
Una vez que ya conocemos la historia de estos tres puntos que nos encontramos al llegar a Sálvora, nos fijamos ahora de nuevo, en los elementos naturales y vemos frente a nosotros una gran duna la cual está protegida por una pasarela de madera para asegurar su conservación, y observamos una llamativa presencia de la «Herba de Namorar», que, como sabéis, destaca por estar presente únicamente en este Parque Nacional en el norte de la Península Ibérica.
Cuando llegamos a este punto, el camino se bifurca: a la derecha, la ruta que lleva a la Aldea, que sólo se puede realizar con un guía, y a la izquierda la ruta del Faro, de acceso libre. Nosotros, en esta ocasión os explicaremos ambas rutas.
Al empezar a caminar por el sendero propiamente dicho, comprobamos una vez más lo diferente que es de las demás islas: sus rocas tienen una forma curiosamente redondeada, y muchas gaviotas, en el los bordes del camino, sobre todo las primerizas, que no pueden anidar en los acantilados, lo hacen allí.
Cuando caminamos hacia la Aldea, además de las gaviotas anidando, nos encontramos con la fuente de Santa Catalina, que es la que da vida a todos los habitantes de la Isla, pues sería imposible que existiese nada aquí sin un manantial de agua dulce y rodeados por agua salada:
Esta fuente, por cierto, está hecha con las piedras de antiguo faro de la Isla. Era importante reciclar los materiales sobrantes porque llevarlos hasta Sálvora necesitaba gasto y esfuerzo.
Poco antes de llegar a la Aldea, atravesamos un bosque donde hay diferentes especies de árboles y arbustos de los que se servían tanto para alimentarse, como para uso medicinal y otros.
La Aldea es un espacio con casas bajas a ambos lados unidas unas a otras dejando en medio, una especie de plaza o recinto protegido del viento y los temporales donde reunirse pudiendo resguardarse de las inclemencias del tiempo.
La escuela tenía un pequeño patio, pero en realidad no había maestro, sino que era el propio farero el encargado de educar a los pequeños. También encontraréis algunos hórreos.
Una vez visitada la Aldea, debemos regresar sobre nuestros pasos hasta el punto en el que se bifurcaba el camino, para tomar ahora la ruta hacia el Faro. Caminaremos por un cómodo sendero en el que encontraremos paneles interpretativos, e iremos fijándonos en la vegetación predominantemente baja, que adopta esta forma para poder resistir mejor las acometidas del fuerte viento marino, la redondeada apariencia de las rocas, por causa de este mismo factor y otras curiosas figuras que parecen tomar vida desde la piedra.
De nuevo podemos ver gaviotas anidando y algunas ya con sus polluelos corriendo por las rocas:
Y vamos llegando al Faro:
El actual Faro de Sálvora se construyó en 1921, (como ya dijimos antes, las piedras del anterior están ahora en la fuente de Santa Catalina, y en otros puntos de la Isla) tiene forma de U y se alimenta en la actualidad de energía solar.
Está situado en la zona sur de la Isla, en un saliente desde el que se ve la zona donde un terrible suceso marcó la historia de Sálvora:
El 2 de Enero de 1921, el Vapor Santa Isabel, que realizaba su ruta Bilbao-Cádiz, chocó contra la piedra de Lapegar, provocando un terrible naufragio, en el que fallecieron 213 personas:
La tragedia pudo ser mucho peor de no ser por la valentía de tres jóvenes de la Isla que acudieron en una dorna hasta el lugar del siniestro rescatando a varios náufragos. En tierra, una cuarta mujer, asistía a los supervivientes, que fueron 53,
con la ayuda de niños y mayores, pues los hombres de la Isla se encontraban en Ribeira, tierra firme, celebrando la Navidad.
Éstas son las heroínas de Sálvora…
Y ahora ya, tenemos que regresar al puerto, pues la ruta acaba aquí.
De vuelta por el mismo camino, seguimos descubriendo divertidos personajes que forma el viento en las rocas y que parecen estar vivos:
Otros habitantes de la Isla, que nos encanta encontrarnos. Éstos si que están bien vivos!
Ya de nuevo en el barco, nos despedimos de Sálvora observándola mientras nos alejamos, pues aquí se acaba nuestra ruta de hoy.
Y como si de un cuento se tratase…
FIN
FICHA TÉCNICA:
Dónde: en la Isla de Sálvora, Parque Nacional Marítimo-Terrestre Islas Atlánticas
Señalizada: si (recordad que la ruta a la Aldea sólamente se puede realizar acompañados por un guía)
Circular: no
Duración: 2 horas, 15min. (ida y vuelta)
Distancia: 5 kms (ida y vuelta)
Dificultad: baja, es fácil para hacer incluso con niños.
Consejos: teniendo en cuenta que la Isla de Sálvora no cuenta apenas con árboles, cuando vayáis, si es verano y/o hace mucho calor, llevar protección solar (crema, gorros) y agua.
Mapa: