Para hacer esta ruta, nos iremos hasta la parroquia de Figueiró en Tomiño, al sur de la provincia de Pontevedra. Allí se encuentra el santuario de San Campio de Lonxe, que muchos de vosotros conoceréis. Es fácil llegar hasta allí, pues está bien indicado:
Muy cerca de él, a pocos metros, se encuentra este parque infantil, y justo ahí, un cartel informativo acerca de la ruta que hoy vamos a hacer:
Bien, tenemos dos opciones:
1- dejar aquí el coche y empezar a caminar…
2- subir un poco más con el coche, (ya que este tramo inicial es por asfalto), y empezar a caminar aproximadamente un kilómetro más arriba. Si vas con perros, te recomendamos esta segunda opción.
Nosotros os relataremos la ruta desde el santuario.
Podéis aparcar el coche tanto en la plaza de la iglesia como en el parque infantil de enfrente. Y desde ahí empezaréis a caminar por la carretera que sube, entre las casas, siguiendo los indicadores de una tapería. Veréis este lavadero:
Y justo después el camino se bifurca. Debéis tomar la opción de la izquierda y seguir caminando. Poco después de la tapería que estaba anunciada, encontraremos un merendero con alguna mesa y bancos de piedra y una fuente. Éste sería buen lugar para dejar el coche (los que hayáis preferido no hacer caminando el tramo ya explicado):
Ascendemos un poquito más por la carretera y en pocos metros, se acaba el asfalto. Justo ahí ya veremos un cartel de madera anunciando A Pedra Furada:
Seguimos la dirección indicada en él, ya por una pista forestal, y a pocos metros, de nuevo, un segundo cartel de madera. Subimos por donde se nos manda:
Después de caminar un rato, encontraremos un tercer cartel que nos indica el camino. De nuevo toca subir, a mano derecha:
Desde lo alto empezaremos a tener algunas vistas panorámicas, y veremos allá a lo lejos, Portugal y cómo no, nuestro querido río Miño:
De repente algo llama nuestra atención en el suelo, y fue ésto:
Una preciosa oruga de Lasiocampa quercus, que recibe ese nombre debido a que el capullo que realiza para su metamorfosis, se asemeja mucho a una bellota.
Seguimos nuestro camino, entre pinos y brezo, mucho brezo, que en esta época del año (la ruta la hicimos en mayo) estaba así de hermoso y colorido:
Ahora entramos en una zona llana. Las formaciones rocosas de la zona ya nos hacen suponer que A Pedra Furada debe estar cerca, pues su aspecto en forma de afilados cuchillos denota que aquella es una zona de fuertes vientos; pero antes de visitarla, veremos un cartel que nos indica que hay un mirador a mano izquierda, así que tomamos el camino que hay para ir hasta él. Está a pocos metros de la pista principal y tiene este panel con un mapa de situación para que podamos ver y distinguir desde allí diferentes lugares: Figueiró (desde donde partimos), Goián, Tabagón, Vila Nova de Cerveira, con su famoso «Cervo» en lo alto de la montaña, Seixas, e incluso allá a lo lejos, la hermosa Serra D’arga:
Volvemos de nuevo a la pista principal y ahora si que ya nos encontramos con uno de los escenarios más esperados de esta ruta:
Efectivamente, estamos frente A Pedra Furada, una roca perforada, como su nombre gallego bien indica, por la acción del viento y la lluvia a través de miles y miles de años. Como veis, sus dimensiones son importantes, tanto que podemos estar de pie dentro de su arco. Su interior es así:
A Petra le gustó tanto que quiso posar así de guapa delante de la roca:
Pero lo cierto es que ésta no es la única roca que llama nuestra atención, en realidad en este lugar existen diversas formaciones con oquedades o siluetas afiladas resultado de la erosión de elementos naturales:
Allí mismo verás un cartel que dice que «La zona en la que nos encontramos, forma parte de la Banda esquistosa de Monteferro-O Rosal, perteneciente al Macizo Ibérico. Geológicamente la zona se caracteriza por la presencia de una estrecha banda de rocas metasedimentarias orientada en dirección nortesur con una anchura de 15 a 4 km«
En la página rocasgalicia.atwebpages.com encontramos la siguiente información al respecto:
«El complejo Monteferro-O Rosal es una formación metasedimentaria de posible edad Precámbrico superior-Silúrico, en la que hubo intrusiones de diversas rocas ígneas como granitos, pegmatitas y cuarzo, generalmente en filones. Se extiende en una banda de norte a sur, desde Nigrán hasta el valle del Miño, prolongándose hasta Portugal«.
Abandonamos el lugar continuando por la pista forestal. Numerosas tarabillas (Saxicla rubicola) nos hacen más alegre el camino desde sus «atalayas» arbóreas o rocosas:
Después de un buen rato caminando siempre de frente, encontraremos ese cruce de caminos en el que debemos tomar el que nos queda a la izquierda de todo, en sentido ascendente:
Llegaremos al Alto do Cabezo Gordo en el que nos encontramos unas antenas y empezamos ya a disfrutar de las vistas hacia el Monte Tecla y la desembocadura del Miño, en A Guarda:
Desde ahí descendemos un poco y ya pronto volvemos a subir. Las vistas prometen:
Una última subidita y ya vemos la silueta del mirador:
Y por fin llegamos al Mirador do Niño no Corvo. Las vistas:
Finalmente el Miño, llega al mar:
En este lugar paramos a comer embelesados con la panorámica, viendo los últimos kilómetros del Miño, casi desde Tui, el Estuario, con sus islas Xunqueira y Morraceira, el Océano, Portugal, el Tecla, O Rosal, Tomiño, prácticamente todo el Baixo Miño…
Pero además pudimos disfrutar de la compañía de seres a los que les tenemos especial cariño: las mariposas Papilio machaon e Iphiclides podalirius. Siempre que subimos a un mirador, a un espacio natural libre de contaminación, o a un monte que esté alto, nos las solemos encontrar revoloteando sin apenas posarse. A veces nos es difícil ditinguirlas al vuelo, puesto que son parecidas en tamaño, las dos son muy grandes, y tienen unos colores parecidos. Seguramente este parecido llevó al naturalista sueco Linneo en el siglo XVIII, padre de la división taxonómica de los seres vivos, a bautizarlas con los nombres de dos hermanos de la mitología griega, Macaón y Podalirio, que participaron en la guerra de Troya y que eran hijos del dios de la medicina, Asclepio. Eso si, en cuanto se posan, sabremos distinguirlas sin dudas.:
Y otro de los seres con los que disfrutamos mientras comíamos, fueron los vencejos, la especie de golondrina más grande que existe, los reyes del aire, pues, como ya te explicamos en una de nuestras rutas «La Casa de las Golondrinas» en Salvaterra, se pasan toda su vida volando: comen, copulan, incluso duermen volando, tan sólo se posan 3 meses al año para criar. Buena cuenta de ello dieron mientras estuvimos comiendo en el mirador, pues pasaban volando como flechas continuamente y, a pesar de que les hicimos muchísimas fotografías, apenas pudimos «cazarlos» bien en una o dos, pues son rapidísimos.
Desde luego, aunque no nos hayan salido nítidas casi ninguna instantánea, no hay duda de que verlos volar libres, alegres y en un lugar como éste, nos llenó de alegría!
Después de regocijarnos un buen rato con tanta belleza natural en O Niño do Corvo, decidimos «levantar el campamento». Nos faltaba algo por ver, y eran otras piedras con huecos y formas un tanto curiosos. Para ello, descendimos por una estrecha senda que hay ya bajando del mirador, a mano izquierda. A pocos metros nos encontramos unas piedras afiladas y muy cerca una curiosa formación con dos oquedades de un tamaño considerable:
Volveremos a la pista principal y ya nos disponemos a volver al inicio de nuestra ruta, pero antes, nos fijamos que desde allí, a lo lejos, se distinguen los Molinos del Folón y del Picón y la cascada cercana por donde transcurre una de nuestras rutas favoritas:
Ya de vuelta por el mismo camino de ida, volvemos a contemplar las bonitas vistas al Miño, allá abajo:
FICHA TÉCNICA:
Dónde: en Tomiño, Pontevedra.
Ruta lineal
Señalizada: solo desde San Campio hasta A Pedra Furada, después ya no, por lo que puede ser necesario un dispositivo GPS para seguirla hasta O Niño do Corvo.
Dificultad: media
Distancia: 13’4 kms.
Duración: 3 horas.
Consejo: si hace mucho calor, protección contra la radiación solar y mucha agua, más si vas con perros, pues no hay apenas sombras y ningún riachuelo donde beber ni refrescarse.
Mapa:
Cómo llegar al Santuario de San Campio
Cómo llegar al Mirador Niño do Corvo