Dicen de ella que es una de las más interesantes rutas a nivel paisajístico de Galicia. Puede ser, pero lo que si es cierto es que, si os gustan los bosques de castaños, el otoño o el frío del invierno, ésta es vuestra ruta, pues aquí se reúnen todos los ingredientes para hacer de ella un paisaje perfecto como de cuento de invierno…
Empieza junto a esta fuente-lavadero:
Y esta fuente-lavadero está en el municipio ourensano de San Xoán de Río, en la comarca de Terra de Trives.
Al final del pueblo encontrarás un amplio aparcamiento muy cerca de la fuente, de la iglesia y de su cruceiro.
Después de visitarla, comenzamos a caminar por las calles de San Xoán de Río que nos dejan maravillados por su belleza, aunque tristes también por su estado de abandono:
Vamos dejando atrás las casas y descendiendo por la carretera que nos llevó hasta él, y pronto encontraremos este cartel que llama nuestra atención y nos indica que debemos dirigirnos hacia la aldea de Fondo de Vila, a nuestra izquierda:
…a través de un caminito que ya nos transporta a un mundo encantador de mágicos bosques, casas con viejas historias que contar, «fragas» y «palleiras«…
Es un placer caminar por estas sendas rodeados de árboles centenarios, un colchón de hojas secas crujiendo bajo nuestros pies y con este azul intenso sobre nuestras cabezas:
En esta ruta caminaréis varios kilómetros atravesando estos templos naturales donde los castaños parecen ser románicos pilares dibujando una catedral de silencio y paz…
De vez en cuando encontramos algún ejemplar totalmente abierto, como éste:
Descendemos hacia el regato Lentellas, que encontramos helado en sus pequeñas cascadas que quedan formando curiosos carámbanos:
Hay castaños realmente espectaculares por su tamaño y sus formas…
Dicen que los enfermos de “tarangaraño”, o sea, de raquitismo, deben introducirse en el interior de un castaño, o “cacarocha”, ya que las oquedades entre los árboles son lugares especiales que invitan a la reflexión y el diálogo con la naturaleza, que sin duda es sanadora. Nosotros por suerte, no necesitamos hacer esto, pero si que es cierto que nos sentimos bien cuando los grandes árboles nos abrazan.
Después de haber atravesado varios «soutos» (bosques de castaños), llegamos a éste en el que encontramos un nuevo indicador de la ruta que estamos haciendo:
De repente, algo llama nuestra atención a nuestros pies y son estas misteriosas huellas:
Lo cierto que por su tamaño podrían ser de un gran cánido, por ejemplo un mastín, sin embargo no hay rastros de rebaños que requieran de estos animales,……quien sabe si pudiera ser de un lobo!
Poco después encontramos un bonito mirador que nos invita a contemplar la extensión y belleza del valle de Navea, río que atraviesa estas tierras:
Pero debemos seguir avanzando… cada vez nos gusta más este colchón blandito de hojas crujientes:
Ahora empezaremos a ascender, y nos encontramos esta obra de arte natural, el árbol lechuza!
No me digáis que no es perfecta!
Y aquí, como podéis ver, encontramos de nuevo un indicador y un panel informativo referentes a la Ruta da Fraga:
Estamos en Mouruás. Aquí, de hecho, es otro punto desde el que también se puede iniciar el sendero.
Cruzamos esta pequeña aldea y pasaremos delante de su pequeña capilla dedicada, cómo no, al Apóstol Santiago:
Pero es que Mouruás, a pesar de ser tan pequeño, guarda en sus entrañas algunas leyendas e historias como la de una espada de bronce aparecida en 1968 en esta aldea. Este arma fue datada en el período final de la Edad del Bronce (1.200-800 a. C.) que hoy en día se encuentra en el Museo Arqueológico de Ourense. Su hallazgo, junto una piedra sagrada en el centro de Mouruás, «A Pastora», fue interpretado con un cierto halo mágico y místico, realizando un paralelismo con la leyenda de Excalibur. Esta espada, por cierto, la de Mouruás, aparece representada en el escudo de San Xoán de Río. También fue aquí donde el Caballo del Apóstol Santiago dejó marcada la huella de su herradura después de dar un salto desde Pena Folenche (de esta leyenda hablamos precisamente en la ruta de Los Sequeiros de Pena Folenche), y hasta hace poco, en este lugar se celebraba una fiesta que conmemoraba la batalla entre moros y cristianos.
Dejando atrás este pueblecito y sus mágicas historias, desembocamos en la carretera, y es que este último tramo, aunque no nos guste, es por asfalto, aunque ya sabes que en lugares como éste, el tráfico, por suerte, es escaso. Pues bien, en Domecelle pasaremos cerca de este palomar y ya pronto veremos San Xoán de Río…
…aunque, antes nos queda una última visita: el Aula de la Naturaleza, aunque debemos decir que, como ha pasado con muchos de estos centros, actualmente permanece cerrada:
De todas formas, en sus inmediaciones hay un merendero que siempre puede ser útil para parar a descansar y/o comer o merendar. Como puedes apreciar, ese día hacía muchísimo frío y encontramos el estanque congelado y todo a su alrededor con escarcha:
Y ya finalizamos nuestra caminata de hoy ascendiendo hacia el centro del pueblo, desde donde salimos unas horas antes:
FICHA TÉCNICA:
Dónde: en San Xoán de Río, Ourense.
Dificultad: fácil
Señalizada: si
Circular: si
Distancia: 8´40 kms
Tiempo: 2 horas 45 min.
Consejos: esta ruta tiene un pequeño tramo por asfalto, es importante saberlo por si vais con niños y/o perros.
Mapa: