Aquel día de agosto amaneció lloviendo. Por la tarde la lluvia nos dejó aunque no las nubes, así que visto que no era día de playa, decidimos irnos de ruta, teníamos mono de patear!!!
Pero por si acaso, elegimos una ruta con agua dulce y agua «salá» para poder refrescarnos en caso de que el Sol decidiese acompañarnos. Era agosto, repito.
Elegimos Portugal. Y esta ruta, a la que hacía tiempo le teníamos ganas, era perfecta. Nos dirigimos hacia Viana do Castelo, y a pocos kilómetros al sur ya encontramos los indicadores para llegar a Castelo de Neiva. La ruta empezaba justo en el puerto de Pedra Alta, así que nos fue fácil encontrar el inicio. Cuando llegamos allí, lloviznaba…
Enseguida encontramos las marcas del sendero, a juego con los barcos. Estas marcas pertenecían a varias rutas diferentes, pero en realidad ninguna de ellas nos indicaba el recorrido que nosotros íbamos a hacer. Solamente en algunos tramos coincidían.
Empezamos caminando por estos amplios caminos entre campos, y al poco tiempo apareció el primer punto importante de la ruta: los «Palheiros de Sargaço», estos montones de algas que guardan los lugareños para utilizar como abono:
Seguimos la senda y atravesamos algunas «freguesías» como Junqueira o Sendim de Baixo. Ha dejado de llover.
Cuando nos encaminamos hacia Sendim de Cima, llegaremos a una pequeña placita, con un cruceiro y un bonito peto de ánimas con capilla.
Cerca de allí, A Quinta do Monteverde, un hotel rural con solera, y a pocos metros, la Iglesia:
Nos dirigimos a Moldes, donde nos encontramos otros dos petos de ánimas, que nos encantan…
La verdad es que esta ruta transcurre por muchas carreteras rurales entre casas y pueblos, pero con poco tráfico, por lo que no supone un gran problema por el tema perros.
El cielo empieza a verse azul y nos dirigimos al río, que nos da esta agradable sorpresa:
Un gracioso puente de madera que nos lleva gustoso hasta la noria que hay en la otra orilla. Como ves, a Petra y Cusca, les gustaba más el perro del balcón que la noria, jejeje…
Y en la otra orilla caminaremos, curiosamente, por la Avenida de Santa Tecla, que nos conduce hasta la blanca capilla, con merendero y unas vistas encantadoras a las aguas del Neiva. Al cruzar el río, habremos dejado el distrito de Viana do Castelo y entrado en el distrito de Braga.
Aunque nos costó, abandonamos este acogedor rincón, volviendo sobre nuestros pasos y cruzando otra vez el río. Unos metros más y giramos a la izquierda para adentrarnos en una zona de sendas entre montes (y matorrales que a veces dificultan la marcha). Nos acercamos una vez más hasta la orilla del río (pero no tan bonita como la anterior) antes de tomar caminos amplios y despejados que nos llevan hacia el norte, acercándonos a la playa donde desemboca el río.
Y aquí está al fin, el punto donde muere el río Neiva, para crecer y ser Océano:
Nos encantó encontrarnos este hermoso paisaje de río metamorfoseando en mar y de dunas resistiendo a la brisa, a las olas y dando cobijo a tantas plantas costeras y fauna que apenas vemos, pero que nos van dejando señales de que sí están. Por este tramo caminaremos por las pasarelas de madera y después por el camino de tierra delimitado y habilitado para ello y para proteger a la naturaleza salvaje, pero delicada también. El cielo está ya completamente azul.
Llegamos a la playa y al puerto de Pedra Alta:
Qué diferente a cuando empezamos unas horas atrás! Ahora todo luce más bonito, los colores de los barcos brillan y volvemos a pasearnos entre ellos, viendo sus curiosos nombres, sus dibujos…
También hay un banco que contempla el mar en el que podrás sentarte y cerrar los ojos, escuchar el mar, sentir la brisa y el sol, el olor a sal…
…tienes que venir a probarlo.
FICHA TÉCNICA:
Dónde: en Castelo de Neiva, Portugal.
Dificultad: fácil, perfecta para hacer con niños.
Señalizada: no
Circular: si
Distancia: 11 kms
Tiempo: 3 horas 30 minutos
Consejos: apenas hay sombras, así que lleva protección solar y agua para ti y para los perros si es que los llevas.
Mapa: