Hoy os vamos a invitar a que hagáis una ruta muy especial, una ruta hermosa, pero sobre todo una ruta comprometida, alegre y llena de esperanza, una ruta ornitológica. El lugar? Salvaterra de Miño:
¿Y por qué Salvaterra do Miño? pues porque allí se encuentra una numerosa colonia de avión común (Delichon urbicum), de avión zapador (Riparia riparia) y vencejo (Apus apus) y podemos observar sus nidos durante todo el año en las fachadas de los edificios del pueblo, con lo cual, aunque en los meses de otoño-invierno estas bellas aves no estén, si que podemos continuar divulgando su importancia ecológica y la ley que protege sus nidos. Ya con la llegada de la primavera disfrutamos de su regreso, lleno de alegres chillidos y locas piruetas en el aire!
Antes de nada, pedimos que se respete siempre a los aviones en sus nidos, que esta ruta ornitológica se haga siempre con el máximo respeto hacia estos pequeños seres y que no se interrumpa en ningún momento su actividad natural.
Nuestra ruta comienza en el Parque A Canuda, junto al río Miño, que adquiere especial importancia en este caso puesto que las golondrinas están asociadas muchas veces a cursos de agua en las que encuentran su alimento.
Si habéis ido hace poco por Salvaterra, os habréis fijado en los carteles que lucen en algunos puntos del pueblo:
Estos carteles fueron diseñados por la Asociación Gallega para la Conservación de la Biodiversidad y colocados por las calles del pueblo junto con la Asociación Lazoiro. Fueron colocados en puntos estratégicos como herramientas de información y divulgación medioambiental, para que el público en general y los salvaterrenses en particular conozcan la importancia ecológica de estas aves y la suerte que es tenerlas viviendo en sus mismos edificios.
Pero empecemos a caminar y seguiremos al mismo tiempo aprendiendo cosas de estas alegres paseriformes, las golondrinas.
Empezamos, como he dicho, en el paseo fluvial que hay junto al Parque de A Canuda, y caminaremos por él en dirección al puente internacional que cruza a Portugal. Este puente adquiere una gran importancia en esta ruta ya que es justo ahí donde anida uno de nuestros protagonistas: los vencejos, los reyes del aire, las aves mejor adaptadas al vuelo. El nombre de la familia, “apodidae”, viene de “ápodo=sin patas”, aunque en realidad, no es que no las tenga, sino que éstas son diminutas, prácticamente invisibles y las cuales apenas utilizan, pues viven en permanente vuelo, comen, copulan e incluso duermen volando, sólo se posan para criar, lo cual antiguamente hacía pensar que realmente carecían de ellas. De esta manera, se calcula que permanecen en vuelo ininterrumpido durante 9 meses al año.
La especie que veremos por Salvaterra es el vencejo común, (Apus apus), cirrio en gallego, aunque también podemos ver al vencejo pálido, y con mucha suerte, tal vez veamos de paso al majestuoso vencejo real. Debido a sus extraños hábitos aéreos, aún se desconocen muchísimas cosas acerca de la vida de estas aves. Anidan en riscos elevados y paredes verticales desde los que reemprenden el vuelo. En Salvaterra podemos verlos precisamente aprovechando oquedades del puente que cruza a Monção para anidar o en los muros del Castillo:
A causa de la especial morfología de sus alas y sus cortas patas, si caen al suelo experimentan gran dificultad para remontar el vuelo, y necesitan hacerlo desde un sitio elevado. Así que si vemos a alguno en el suelo y no es capaz de volar, podemos ayudarle llevándolo a un lugar alto desde el que pueda emprender el vuelo.
Después de cruzar el puente veremos a mano izquierda un edificio blanco con la primera colonia de avión común (Delichon urbicum) en gallego, «andoriña das vilas» o «andoriña de cú branco». Su «apellido» científico «urbicum=urbe», y el gallego «das vilas» ya nos están dando información acerca de las costumbres de este precioso ser, pues les gusta hacer sus nidos cerca de los humanos, en nuestros edificios, les gusta ser nuestras vecinas:
Las golondrinas son unas aves que están muy vinculadas al ser humano desde hace mucho tiempo, y debido a ello, son unos pájaros que se encuentran presentes en el imaginario popular de muchas culturas y pueblos diferentes. Antiguamente las golondrinas vivían alejadas del hombre, pero pronto se dieron cuenta de que ser nuestras vecinas les aportaba muchas ventajas, así que decidieron convivir entre nosotros, después sabremos el por qué…
Junto a este edificio verás otro cartel informativo en el que se puede leer «PRESENTÁMOSVOS: O CORPO DE MOSQUITEIROS AO SERVIZO DA NOSA VILA» con imágenes de los diferentes tipos existentes dentro de la familia hirundinidae, (golondrinas y aviones) y de la familia de los apodidae, es decir, vencejos:
A muy pocos metros de allí se encuentra la Comisaría de Policía:
Donde nos encontraremos la segunda colonia de avión común, que ha decidido quedarse a vivir en las columnas que hay justo en la entrada al interior del edificio:
Y no han hecho pocos nidos, no:
El nido de avión común es una semiesfera de barro, con un pequeño orificio en la parte superior. Suelen estar agregados a otros nidos, y los sitúan en los aleros de las viviendas, siempre cubiertos por un techo que lo proteja de la lluvia, y en el exterior.
Saliendo de la Policía, ascendemos por la calle que pasa por delante de la bonita Fortaleza, donde, como ya comentamos anteriormente, podremos ver anidar también al vencejo:
Un poco más arriba, junto al Mercado Municipal, encontraremos uno de los puntos más importantes de esta ruta, sino el que más: la conocida en el pueblo como «casa de Pilarita», una vivienda que albergó en el bajo hace años la típica tienda «de toda la vida que tenía de todo». Hoy, ya no existe la tienda en sí, pero Pilarita, que así se llama su dueña, tiene unos vecinos muy especiales:
La verdad es que impresiona esta fachada llena de nidos de avión común. Pero lo cierto es que no son listos ni nada estos aviones, puesto que han elegido como vecina a una mujer que las ama, las cuida y las disfruta desde hace muchísimos años. Nunca fueron para ella un problema, ni siquiera cuando su tienda estaba en funcionamiento. Hablar con Pilar es un placer y da esperanzas conocer a personas como ella, que defienden a estos animales a pesar de las incomodidades (excrementos en el suelo) y disfrutan de su canto, de su vuelo grácil, y del momento en el que llegan tanto desde lejanas latitudes, en primavera, como cuando día a día, regresan todas juntas a sus nidos al anochecer para descansar.
Como veis, en esta vivienda también pusimos un cartel. En la siguiente imagen aparecemos posando también con unas camisetas con las imágenes de diferentes golondrinas, aviones y vencejos, donde además se puede leer el título “INFATIGABLES ALIADOS”, un juego de palabras que hace referencia a los beneficios que nos aportan como insecticidas naturales estos bonitos pájaros:
Las golondrinas se alimentan de insectos voladores, principalmente moscas y mosquitos, especialmente molestos para nosotros y que en algunos lugares, como los pueblos cercanos a masas de agua, como ocurre con Salvaterra, tienen una población importante de estos insectos. También cazan hormigas voladoras, libélulas, chinches, mariposas y pequeños escarabajos. Capturan sus presas al vuelo, mediante acrobáticas piruetas de persecución en solitario o en grupo, y no lejos del nido.

Avión común, Delichon urbicum, con una libélula en el pico. Fuente: Respuestas.tips ¿Qué comen las golondrinas?
Una sola golondrina puede cazar más de 700 insectos en un día, ésto, multiplicado por la población de golondrinas que viven en Salvaterra de Miño, es una cantidad inmensa de insectos bajo control. Y lo más importante, sin utilizar insecticidas, que al final son venenos, y como tal acaban llegando a nosotros, de forma directa o indirecta, con todas sus consecuencias. Además, las golondrinas, lo hacen de manera totalmente gratis.
Es curiosa además, la forma en la que estas aves se han repartido los diferentes “pisos” del cielo: la parte alta del cielo es “propiedad” de los vencejos, que pueden volar incluso hasta los 2.000 metros; el “piso” del medio sería para los aviones, y en el más bajo y próximo al suelo, vuelan las golondrinas.
Dejamos la Casa de Pilarita y debemos cruzar la vía del tren por un túnel subterráneo. Al salir subiremos por la calle Raíña Dona Urraca donde se encuentra la Casa Cultural de Salvaterra do Miño. Allí podremos ver también varios nidos de avión:
Tanto en la fachada principal, como en la parte de atrás del edificio:
Si continuamos subiendo por esa misma calle encontraremos en los edificios cercanos varios nidos también:
Como sabéis, se trata de aves migratorias, que podemos ver en nuestras latitudes en los meses de estío, y que llegado el invierno, emigran al sur, a África, escapando del frío, pero sobre todo, buscando la abundancia de su fuente de alimento, los insectos voladores.
“En España, durante el periodo de migración otoñal puede observarse el paso de millones de ellas que han criado o nacido en los países de Europa occidental. Atraviesan la Península Ibérica para dirigirse a la parte más occidental al otro lado del Sáhara, aunque sabemos que muchos ejemplares llegan hasta el Congo, Botswana y Sudáfrica.
Los movimientos migratorios de las golondrinas comenzarán en el mes de julio, partiendo antes los ejemplares adultos que los jóvenes, observándose aves en migración hasta bien entrado septiembre. Los jóvenes, antes de migrar, vagabundean sobre un área en torno a 50 kilómetros de su lugar de nacimiento, agrupándose en dormideros que pueden alcanzar los 50.000 ejemplares. Se cree que pueden recorrer 3.500 kilómetros en 30 días.”
(Una Gran Viajera, SEO BirdLife.)
Las crías del vencejo, en cambio, abandonan el nido una mañana volando súbitamente, sin necesidad de aprendizaje previo.
Debemos caminar ahora por la calle Rosalía de Castro para llegar a la calle 2, y bajamos de nuevo orientados hacia el río. Allí también hay colonias de avión común en estos edificios:
Seguimos bajando y debemos pasar de nuevo por el túnel por el que cruzamos anteriormente, bajo la vía del tren, y nos encaminamos a la rúa do Miño. Allí podremos comprobar que efectivamente hubo nidos de avión común, pero que, tristemente, fueron destruidos:
Mucha gente no sabe que existe una ley que protege tanto a estas bellas aves como a sus nidos: la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, donde se especifica que queda prohibido retirar los nidos de las aves protegidas salvo permiso especial en su artículo 54 y nunca en época de cría. Aún así, mucha gente, por desconocimiento en muchos casos, los destruye.
Es cierto que el hecho de que hagan sus nidos en nuestras viviendas nos puede acarrear en ocasiones molestias, como por ejemplo, la suciedad generada por sus defecaciones. Existen, para evitar estas molestias, una especie de bandejitas que, colocadas estratégicamente bajo sus nidos, recogen los excrementos, de manera que no ensucian la calle y además podemos beneficiarnos de ellos, y es que poca gente sabe que el guano es un abono muy equilibrado que podemos echarle a nuestras plantas y les proporcionará nitrógeno, fósforo y potasio:
Así que debemos recordar e informar a nuestros vecinos y amigos que es una infracción administrativa grave derribar el nido de una especie protegida, que tal acción se sancionará con multas de entre 5.000 y 200.000 euros y puede ser constitutivo de delito contra la fauna.
Es éste uno de los mayores problemas a los que se enfrentan estas aves, la destrucción de sus nidos, a los que vuelven cada año después de haber volado durante varios días miles de kilómetros.
Además de esto, sus amenazas son el despoblamiento rural, que ha ocasionado que sus lugares de cría predilectos sean abandonados o destruidos, y el uso descontrolado de insecticidas y otros químicos que contaminan el campo, los cuales afectan a su capacidad reproductiva, además de acabar con su principal fuente de alimento: los insectos. La falta de empatía y consideración por parte de los humanos, y las nuevas infraestructuras urbanas poco adecuadas para nidificar, contribuyen también a su declive. También la escasez de materiales como el barro en zonas urbanas para construir el nido, es desfavorable para su supervivencia. Por lo tanto teniendo en cuenta todos estos factores negativos, sabremos como ayudarlas.
Podemos denunciar la destrucción de nidos, proporcionar zonas de barro para que las golondrinas puedan acceder a él fácilmente para elaborarlos, evitar obras en los edificios donde haya nidos, especialmente en la época de cría, no usar insecticidas, ya que con ellos estamos matando y/o contaminando su fuente de alimento, o incluso ayudarlas con nidos artificiales, tarea sencilla y bonita es fabricar nidos con barro y trocitos de cuerda pegados a un par de tablas que hagan de pared y techo para resguardarlo, será una bonita invitación a que vengan a vivir cerca de nosotros. Aquí os dejo un enlace a un bonito PDF de SEO BirdLife donde se explica cómo hacerlos
Y sobre todo concienciar: esto es básico, puesto que la información, la educación y la concienciación son fundamentales. Muchas veces realizamos acciones perjudiciales para el medio ambiente simplemente por desconocimiento. Así que debemos informar siempre que podamos a aquellos que nos rodean.
Y continuando con nuestro itinerario, seguiremos ahora caminando hacia la entrada del Parque a Canuda, desde donde partimos.
Pero aun no acabamos, sino que aquí queremos hablaros de otra de las golondrinas que habitan en Salvaterra, el avión zapador o “andoriña dos noiros”. Un “noiro” es un terraplén, un cortado, y el «apellido» de “zapador” se debe a que estas aves escarban un agujero en ellos, terminado en una cámara de cría. En Salvaterra, curiosamente, estas aves aprovechan los tubos de drenaje de algunos muros para criar, como precisamente lo hacen en este muro del paseo pegado al río, en el parque de a Canuda:

Roberto, de la Asociación Lazoiro, retirando basura introducida en los tubos de drenaje. Imagen: José Antonio Rey Piñeiro
En ocasiones la Asociación Gallega para la Conservación de la Biodiversidad junto con la Asociación Lazoiro, procede a la retirada de objetos introducidos en los tubos de drenaje de los muros, como en esta imagen, del paseo de Salvaterra, en la que podemos ver a uno de ellos tratando de retirar una lata de cerveza que algunos desaprensivos introdujeron en esos tubos, junto con piedras y otras basuras, condenando a las golondrinas que los ocupan a una muerte segura, algo que podemos hacer nosotros también…
Aquí os dejamos algunas fotografías de las charlas que fuimos a dar a colegios de la zona, junto con la Asociación Gallega para la Conservación de la Biodiversidad para llevar a cabo una importante labor de información y concienciación entre los más pequeños, para que aprendan a querer, respetar y valorar a estos alegres seres:
Y aquí acaba nuestra ruta ornitológica por Salvaterra, pero no acaban nuestro compromiso con las alegres golondrinas ni la esperanza de que, como decía Bécquer, «vuelvan sus nidos en nuestros balcones a colgar…»
FICHA TÉCNICA:
Dónde: en Salvaterra de Miño
Circular
Distancia: 2,34 km
Tiempo: 45 minutos (parándonos a observar los nidos y las golondrinas)
Dificultad: fácil
Consejo: ir con tiempo para poder pararnos a contemplar estas bellas aves, sus entradas y salidas del nido, y derretirnos con los polluelos asomando sus cabecitas y esperando a que mamá les traiga la comida… Pedimos que se respete siempre a los aviones en sus nidos, que esta ruta ornitológica se haga siempre con el máximo respeto hacia estos pequeños seres y que no se interrumpa en ningún momento su actividad natural.
Mapa: