Si hay un lugar que nos tiene enamorados desde que tenemos uso de razón, y que nos enamora más cada vez que vamos, es el Parque Natural Monte Aloia, un Parque del que muy pocos conocen su historia así como todos los recursos que encierra dentro de sus 746 hectáreas. Y es que, como decimos, dentro de este «pequeño» Parque Natural, el primero de Galicia, por cierto, podemos encontrar no sólo valores naturales, sino también arqueológicos, paisajísticos, etnográficos… Para conocerlos todos, existen diferentes rutas de senderismo donde los podremos disfrutar. En esta ocasión, hemos decidido unirlas para subir desde la parte más baja, hasta el Alto de San Xiao y bajar de nuevo por otros caminos. Las rutas están señalizadas, pero no así las conexiones entre unas y otras, por lo que aconsejamos que siempre antes de hacer algún sendero por el Aloia, se acuda a recoger información al Centro de Visitantes e Interpretación, sito en la antigua y bella Casa Forestal. En este Centro, de entrada gratuíta, podremos obtener algunos folletos e información acerca de todo aquello que queramos saber sobre el Parque.
Pues bien, nos dirigimos a Circos, en la parroquia tudense de Pazos de Reis, para empezar subiendo por los Molinos del Tripes. Allí encontraremos una amplia área recreativa con mesas de piedra, lavadero, parque infantil y mucho sitio para dejar el coche:
Desde ahí, veremos una piedra en la que podemos leer «Muíños» con una flecha a cada lado. Nosotros elegiremos la opción de la izquierda y bajaremos por una carretera estrecha que nos llevará directos al inicio oficial de la ruta. Encontraremos el panel con el mapa para que nos hagamos una idea de cómo es y qué nos vamos a encontrar en ella:
Antes de nada, decir que vamos caminar por un Parque Natural, por lo que debemos llevar los perros siempre atados, y no debemos arrancar nada: ni plantas, ni hojas, ni musgo, ni líquenes… Tampoco debemos llevarnos para casa piedras, ni frutos de los árboles o plantas, ni por supuesto coger, molestar o llevarnos animales; debemos respetar el medio en el que estamos, que es precisamente donde todos estos seres habitan. Todo lo que hay en la Naturaleza pertenece a la Naturaleza y lo necesita; nosotros, no. De todas formas, esto es algo que deberíamos tener en cuenta siempre, en cualquier espacio natural que visitemos.
Pues bien, una vez que ya conocemos estas normas esenciales de convivencia y respeto por la Naturaleza, empezaremos a caminar por esta sugerente senda junto al río Tripes, que ya nos sumerge en un verdadero sueño de musgos, árboles y agua cristalina:
A muy pocos metros del inicio encontraremos el primer puente y el primer molino:
Poco después llegaremos al bello rincón donde se encuentra O Muíño da Ponte:
En esta zona, si nos fijamos bien, veremos marcas de ruedas de carros en las rocas:
Y más adelante nos encontraremos a este gracioso personaje: O Recadeiro, un burrito que representa a todos esos burros «fariñeiros» que trabajaron durante años y años cargando los sacos de grano molido, pero es que O Recadeiro existió de verdad:
La Asociación «Muiñeiros do Río Tripes» organiza cada primavera una gran fiesta, «Os Nosos fariñeiros, Muíños e Burros» que rememora y da a conocer cómo funcionaban antiguamente los molinos, cómo se trabajaba, cómo se molía, y la verdad es que cada año lo hacen mejor: se visten con ropas de época, hacen juegos populares e incluso ponen a funcionar los molinos, una gran labor sin duda.
Un poco más adelante conoceremos este peculiar castaño que se quiso tumbar un rato a descansar:
Ahora llegaremos a un punto bonito de verdad, este molino que tiene junto a él una encantadora poza donde podremos buscar algún habitante del Parque como puede ser alguna rana patilarga, tritones, libélulas, un martín pescador, o ya sería increíble ver a la huidiza salamandra rabilarga, bello endemismo del noroeste peninsular. Delante, una cascada de unos cuantos metros, que nos fascina:
Después de visitarlo, retomaremos la ruta y subiremos por esas rocas que se ven a la derecha con una barandilla de madera, que nos guiarán hasta estos otros molinos; uno de ellos lleva el nombre de «Regueiriño», pues bien, cuando lleguemos aquí, vamos a abandonar por unos minutos la ruta oficial del Parque y cogeremos una senda que hay a mano izquierda, por detrás del molino más alto…
La senda nos llevará a través de esta pasarela a una bonita poza con una impresionante cascada que cae salvaje unos metros más abajo:
Veremos por último dos molinos más, con una poza de aguas transparentes y tranquilas. La pena es que justo aquí encontramos la zona rodeada de acacias y eucaliptos, que quitan belleza, autenticidad y sobre todo biodiversidad al lugar:
En el molino más alto, veremos una piedra que pone «Rematan os muíños», así que ahí, daremos la vuelta y regresaremos al punto donde dejamos la ruta original. Subiremos ahora por un eucaliptal que nos llevará hasta una pista de tierra. Caminaremos por ella un buen rato, haciendo un giro de 180º a la derecha y cruzando el río. Llegaremos a una bifurcación, justo en la estaca número 10. Si siguiésemos sus indicaciones, bajaríamos ya hacia el inicio de la ruta de los Molinos, pero ahora no queremos hacer ésto, si no que cogeremos la opción de la izquierda, una pista forestal que sube hacia una carretera estrecha, la cual cruzaremos unos metros más arriba. Después de cruzarla, y atravesar un pequeño tramo de bosque, nos toparemos con la carretera general que sube al Parque desde Tui, más ancha que la anterior. La cruzamos también y empezamos a ascender por el sendero que encontraremos enfrente. La niebla empezó a cubrirlo todo a medida que subíamos. Llegaremos a un punto donde veremos un cartel que habla del Castro Alto dos Cubos y junto a él una valla de madera. Pues bien, debemos entrar por ahí, ya que esa pista ascendente nos conducirá hasta el yacimiento arqueológico:
El Castro se encuadra entre los siglos II a.C. y III d.C. y fue una aldea con algunas viviendas y una muralla defensiva, sus habitantes fueron agricultores y ganaderos, también podrían haber sido pescadores y cazadores. Allí aparecieron diferentes útiles de uso doméstico, como vasijas, morteros, y materiales típicamente romanos, como ánforas y tégulas. En el Centro de Interpretación podremos ver las reproducciones de todo lo que allí se encontró.
En uno de los extremos del recinto, veremos una roca que hace hoy de mirador y en su día sería un perfecto punto de vigilancia para los habitantes del Castro. Este día, estaba tan cubierto de niebla que no pudimos ver nada ni hacer fotos.
Nos dirigimos ahora hacia el inicio de esta ruta, en Frinxo y justo desde el panel de inicio, subiremos por un camino que va hacia el Rego de Pedra:
Caminaremos unos metros siguiendo esta canalización de la que luego hablaremos con más profundidad, ya que volveremos por aquí también. Cuando encontremos unas barandillas de madera, abandonaremos el Rego, tomaremos a nuestra izquierda y subiendo por la «vuelta» de esta ruta circular y cruzando el regato Tabernas:
Y desde ahí continuaremos subiendo hasta alcanzar la pequeña pero didáctica y hermosa Senda Botánica. Llegaremos justo a su panel de inicio, que nos explica el recorrido que vamos a hacer. Después de echarle un vistazo, empezaremos a subir por esas preciosas escalinatas:
Durante el recorrido, veremos que cada una de las especies forestales que nos vamos a encontrar, tienen delante un cartelito con muchísima información de cada una de ellas, por lo que también podremos aprender un montón de cosas.
En la subida veremos a nuestra izquierda uno de los rincones más bellos del Parque, y para nosotros, uno de los más bellos y entrañables que conocemos, la Poza de os Anfibios:
Además de ser un sitio encantador, sobre todo cuando está repleta de agua, es un punto clave para los anfibios del Parque, y cómo no para muchas otras especies. Pero si que es cierto que en ella podremos observar diferentes especies importantísimas para los ecosistemas como pueden ser los tritones (ibérico y jaspeado), o las ya citadas rana patilarga, la salamandra común o la rabilarga. No en vano, así nos lo explica el panel que allí se encuentra, pues muchos de ellos se acercan a este punto en época de reproducción.
Seguiremos caminando por la bucólica senda, cruzando un par de veces el regato Tabernas por unos puentecillos de lo más bonito:
Poco después, subiremos por la zona de especies exóticas invasoras y desembocaremos en un parking. Desde ahí, bajaremos unos metros hasta llegar a un camino de piedras que sube. Pero antes de seguir por ahí, os recomendamos bajar unos metros por la carretera, para ir a visitar el fascinante Centro de Visitantes y de Interpretación:
Esta peculiar construcción, que data del año 1921, fue diseñada por el ingeniero de montes tudense Don Rafael Areses, que quiso integrarla en el paisaje, utilizando materiales como la piedra y la madera, y embelleciéndola al máximo con esas barandillas que imitan troncos… la verdad es que es espectacular!
Dentro, (ya dijimos que la entrada es gratuita) podremos ver impactantes fotografías de cómo era este lugar hace 100 años, ya que fue reforestado precisamente por Areses a principios del siglo XX, imágenes también de la flora, la fauna, los hongos y setas, una perfecta recreación de un molino donde podremos ver cómo es realmente su funcionamiento, o jugar un rato intentando descubrir mediante e tacto, la vista y el oído, qué animales se esconden y se dejan ver (o no) en la noche aloiana.
Después de ver el Centro, nos dirigiremos de nuevo al camino de piedras que dejamos antes unos metros más arriba. subiremos por él, y más adelante nos toparemos con un cartel que pone «SENDA» indicando hacia la derecha. Lo seguimos. Después de caminar un buen rato, veremos una estaca de madera que indica una ruta de bicicletas; la seguimos también. Y un tercer cartel que pone «SENDA OLIVA». Si subiésemos por donde indica, iríamos a dar al Alto de San Xiao directamente, pero nosotros seguiremos caminando por la pista de la derecha, porque no nos queremos perder uno de los mayores tesoros que encierra este Parque, pero después hablaremos de eso… porque antes, nos queremos parar a contemplar las amplias vistas que hay desde este punto, que son preciosas si está despejado y cautivadoras si está todo cubierto por un mar de niebla como en esta ocasión:
Y aquí tenemos una de las joyas de las que hablábamos: la Muralla Ciclópea, y es que por esta zona nos iremos encontrando diferentes estacas de madera con flechas amarillas que son las que marcan la ruta de esta inmensa fortificación de la que paradógicamente, se sabe muy poco:
De esta muralla, que rodea todo el Alto de San Xiao, se conservan bastantes partes donde se puede ver perfectamente, e incluso caminar por ella. No está claro cual fue su función; se cree que realmente no se hizo para defender un poblado, ya que dentro no se encontraron viviendas ni útiles de uso diario, así que se cree más bien pudo ser construida para defenderse del ataque de algún pueblo invasor. Lo que sí está claro es que es uno de los recintos fortificados más grandes de Galicia, ya que mide algo más de 3 kms (recordemos que la muralla de Lugo es de 2kms).
Vamos a llegar a un sitio en el que la muralla es cruzada por un camino. Ahí hay un cartel que pone «Alto de San Xiao». Pues tenemos dos opciones: la primera, hacerle caso y subir hasta el Alto para ver todo lo que allí se encuentra, y la segunda, tomar a la derecha, hacia abajo para empezar a descender ya el Monte. Si tomamos a la izquierda, podremos visitar todos los miradores que hay (el de la Gran Cruz, el de O Castelo, el Mirador Celta, el de González Páramos o el de Rafael Areses), la Capilla donde se encuentra la imagen de San Xiao y de la Virgen de las Angustias, el Monumento de los Montañeros Celtas a Rafael Areses, la Cama de San Xiao, la escalinata y la «Fonte do Santo», y hacer un descanso para tomar algo, comer o merendar, tanto en el bar restaurante como en cualquiera de las mesas de piedra que encontrarás por todos los rincones:
El Parque es precioso en cualquier época del año, pero en Otoño, está para comérselo:
Una vez que ya hayamos visto toda la parte alta, descenderemos de nuevo por el camino que nos trajo hasta aquí, hasta llegar de nuevo a la Muralla. Este camino, por cierto, es el PR-G2 que va al Galiñeiro, por eso encontraréis marcas de sendero de pequeño recorrido, amarillas y blancas, el cual seguiremos un buen rato, hasta un punto en el que, ya dejaremos de seguir esas marcas y continuaremos de frente, hasta llegar al área recreativa donde era antiguamente la zona de acampada y hoy en día hay un parque infantil y un merendero:
Justo ahí cruzaremos la carretera, (que es la que va hacia Gondomar, por Prado) y empezaremos a seguir las estacas de madera con números de color verde pertenecientes a una nueva ruta, la de Cabana-Cabaciña. Caminaremos orientados hacia el aparcamiento de autobuses. Allí veremos una fuente con un pequeño pilón. Al cruzar la carretera, veremos en frente otra estaca de madera y bajaremos por la estrecha senda que ahí empieza:
Estamos bajando por la Senda de Udencias, pues así se llama el regato que nos acompañará en los siguientes minutos. En esta senda, algunos de los ejemplares arbóreos por los que pasaremos, poseen un cartel con su nombre gallego, castellano y el científico. Una de las especies que más nos llama la atención es este imponente ejemplar de Pseudosuga menziesii, Abeto de Douglas o Pino de Oregón, la tercera conífera más alta del mundo; se han documentado alturas de 120 metros, y puede vivir además entre 500 y 1000 años o incluso más. A ésta en concreto, todavía le queda mucho por vivir, ya que no tiene más de 100 años. Es un ejemplo de las especies exóticas (no invasoras) con las que se reforestó el Monte:
Continuamos nuestro descenso y nos iremos fijando en las cristalinas aguas del Udencias, en sus riberas, llenas de musgos y helechos… en días soleados suelen dejarse ver muchas ranitas que van saltando al agua según nos acercamos, y también muchas libélulas o caballitos del diablo, que sobrevuelan alegres siempre los cursos de agua en busca de alimento:
Después de pasar la acacia, entraremos en el bosque de ribera, donde está el sauce y el abedul, y más adelante, llegaremos a un oscuro bosquete de Falso Ciprés de Lawson, otra especie exótica que igual que pasa con la Pseudosuga, y a diferencia de las exóticas invasoras, aportaron riqueza al Parque Natural:
Y ya llegamos a otro de los puntos más encantadores del recorrido de hoy, la Poza de Cabanas:
En este lugar nos podemos pasar un buen rato disfrutando de la presencia de todas las especies de fauna de las que ya hemos hablado, y de alguna más. Pero es que además aquí, hay una nueva especie que es la bermejuela, un pececito de no más de 10 centímetros, que es un endemismo de la Península Ibérica. Podemos rodear toda la poza para recrearnos en su belleza:
Justo enfrente del puentecillo de madera hay una mesa de piedra debajo de un castaño, junto a la que parte un camino que sube; iremos por ahí. Pronto desembocaremos en una pista forestal, ahí debemos tomar hacia la derecha, en sentido descendente y en unos minutos estaremos ya en el camino de piedras en el que ya estuvimos antes. Desde ahí, iremos al parking que hay en la parte alta de la Senda Botánica. En ese punto encontraremos el cartel de inicio de la ruta número 3, Rego de Pedra:
Seguiremos sus estacas pasando primero por una zona de carballos y después otra de pinos. Alcanzaremos un promontorio rocoso, cuyo nombre es Alto de Perdurán, que nos obsequiará con unas hermosas vistas al Baixo Miño. Justo desde ahí, bajaremos por una pronunciada pendiente que nos llevará directos al inicio propiamente dicho de la canalización que realizaron los vecinos de Frinxo en los años 50 para llevar agua hasta sus campos de cultivo. Iremos caminando junto al Rego de Pedra durante 700 metros, que es lo que mide esta obra de cantería:
El paisaje se hace cada vez más cautivador por el color verde del musgo que lo cubre todo, rocas, troncos, todo…
Justo cuando pasemos por la bifurcación por donde subimos antes, donde las barandillas de madera, nos fijaremos en la vegetación, que aquí cambia totalmente: estamos rodeados de alcornoques, nuestras hermosas «sobreiras«, puesto que ésta es una ladera muy soleada del Parque, y protegida de los vientos del norte, por lo que aquí la vegetación es más mediterránea. Continuamos el descenso y llegaremos a la poza donde se almacenaba el agua del Rego de Pedra:
Si seguimos bajando de frente, veremos que hay más pozas y ya enseguida estaremos en la carretera, en Frinxo. Caminaremos algunos metros por ésta y la cruzamos, para meternos por un camino entre casas que empieza justo enfrente de la Capilla. Desde ahí descenderemos hasta la pista forestal que abandonamos unas horas antes, en la «vuelta» de la ruta circular de los Molinos del Tripes, la cual, entre pinos primero, y entre casas después, nos acercará hasta el inicio, el área recreativa de Circos, donde dejamos el coche.
Y esta es la «ruta de rutas» del Parque Natural Monte Aloia, con la que hemos querido unir algunas (pero no todas) de las zonas más bonitas y significativas del Parque. Esperamos que después de hacerla, os deis cuenta de que el Aloia no es un simple merendero donde ir a comer o a pasar el día, que también lo es, sino que es mucho más, y que posee un montón de recursos, como ya dijimos, naturales, arqueológicos, etnográficos, paisajísticos y culturales que hacen de él un Parque Natural de lo más peculiar.
FICHA TÉCNICA:
Dónde: Parque Natural Monte Aloia, en Tui, Pontevedra
Circular: si
Señalizada: no está señalizada en su totalidad
Dificultad: media
Distancia: 15 kms
Duración: 4 horas (si subimos también al Alto de San Xiao, nos llevará como mínimo media hora más)
Consejo: las rutas están señalizadas, pero no las conexiones entre ellas, por lo que aconsejamos que siempre antes de hacer algún sendero por el Aloia, acudais a recoger información al Centro de Visitantes e Interpretación, sito en la antigua y bella Casa Forestal. En el Centro, de entrada gratuíta, podremos obtener algunos folletos e información acerca de todo aquello que queramos saber sobre el Parque, así como ver las diferentes exposiciones acerca de los recursos del Parque.
Mapa: